Aníbal Janeiro no sueña con medallas olímpicas; lo desvela que el futuro encuentre un judo grande, “de amplia base y alcance integral”. Si se quiere, un judo más allá del tatami, con súper poderes para cambiar la realidad social. No te pierdas los interesantes conceptos que el entrenador nacional volcó en esta entrevista exclusiva para Judo por Arg.
Como ferviente enemigo de la hipocresía, como paladín de la lucha contra la demagogia podría definirse con grandilocuencia a Aníbal Janeiro. No obstante, más atinado –y menos rimbombante- sería decir que se trata de un tipo que entrena con chicos pero piensa en grande, en lo macro. Será por eso que cuando se sienta a tomar un café en el buffet del Cenard con sus colegas, éstos le repiten:“Aníbal, vos sos un bicho raro, eh”. “Y sí, a mí también me gustaría ganar una medalla olímpica, pero mi sueño es otro: yo me vuelvo loco pensando en un judo grande, de amplia base. Un judo que sirva para prevenir adicciones o sacar a los chicos de la calle. Creeme que estamos trabajando en eso y que vamos por buen camino”. Lo dice con firmeza, y a uno no le queda otra que creerle. Será que nos ilusionamos pensando en que con voluntades inquebrantables como la del entrenador de los seleccionados nacionales sub-13 y sub-15, el futuro tiene otro aroma. Aunque, tiempo al tiempo, señores…
Janeiro se colgó del judo cuando apenas tenía seis años, en el tatami del Ateneo Popular de Versailles; de alguna u otra manera, nunca más se bajó de ese tren. Maduro ya, siguió aferrado a aquel club, pero en condición de profesor. Luego, se corrió unas pocas cuadras y recaló en Vélez Sarsfield. “Me dediqué a ser profe de judo de manera natural; es decir, había hecho este deporte toda mi vida y me sentía muy seguro en él. En Vélez se presentó una vacante con los Menores y la aproveché; luego, en el Club Ciudad. Estuve al lado de Antonio ‘Cacho’ Gallina durante cinco años y luego decidí volar por las mías, independizarme”, explica Aníbal, resumiendo brevemente la maniobra de despegue que catapultó su vasta trayectoria.
Respirás judo, ¿cuáles son las herramientas que te brinda este deporte para desempeñarte en lo cotidiano?
Yo soy de la idea de que el deporte en general, y no sólo el judo, tiene una transferencia elemental hacia la vida cotidiana. Todo está muy enlazado. Aquel que hace deporte sabe encarar otras actividades con dedicación, conoce lo qué es el esfuerzo y da pelea. Obviamente el judo, al ser un deporte marcial y de raíces orientales, tiene un halo muy especial, que lo hace distinto.
Trabajás con adolescentes y pre-adolescentes, ¿existe un secreto para enseñarles el judo y grabarles un mensaje contundente?
A mí me toca trabajar con tres niveles de edades y con los seleccionados sub-13 y sub-15. Me parece que es muy simple. Hoy los chicos son muy receptivos y súper espontáneos. Es por eso que valoran tanto la sinceridad, la franqueza con la que uno le puede hablar. Se debe transmitir todo de manera directa, con claridad, simplemente. No sé si es una fórmula, pero genera un vínculo positivo, enriquecedor para ambas partes.
Vos debés saberlo como pocos: ¿Creció el nivel de practicantes de judo luego de las actuaciones de Paula Pareto en los Juegos Olímpicos y Panamericanos?
Claro que ayudaron los logros de Paula. Ella es una persona excelente, muy carismática y, además, es todo un ejemplo. Tuvo la grandeza de moverse de una manera muy efectiva frente a los medios, como un referente positivo, algo que estaba faltando. Todo eso precipitó el crecimiento del cupo femenino en el judo, que aumentó en un 70 por ciento desde que Pareto hizo lo que hizo.
¿Y el judo argentino tiene nuevas promesas para ilusionarse?
Sí. Los que conocen de esto saben que la cantidad de promesas crece en relación con el número de practicantes. Tenemos muchas expectativas porque hay muchos buenos valores, pero también por el nivel de profesores que tenemos en la Argentina, que es de muy bueno hacia arriba, sin temor a equivocarme. Hay mucha gente que trabaja excelentemente y lleva a los chicos de la mejor manera, sin tropezar en el crecimiento.
Un tema interesante, la tecnología móvil: ¿Es perjudicial para los jóvenes deportistas? ¿Afecta su nivel de concentración?
No, no creo que afecte a su nivel de concentración. De hecho, para nosotros es positivo, ya que hoy tenemos los videos a sólo un click; eso le permite a profesores y alumnos capacitarse y compartir técnicas. Los chicos que conozco utilizan la tecnología en su justa medida y como un factor beneficioso.
En 2012 el judo fue incluido en los Juegos Evita, ¿Qué beneficios le trajo?
El beneficio principal es la inclusión, ni más ni menos. La participación de los chicos en judo fue muy buena. Acá nadie tuvo que quedarse afuera por motivos económicos o de cualquier otra índole. Además, presentó características distintivas: hubieron jornadas de capacitación técnica para profesores y chicos, actividades culturales, etc. Fue un plan integral, apoyado en una excelente organización. Uno a veces se queda con los resultados, quién o quiénes se llevaron las medallas, pero me parece que va mucho más allá de todo eso.
Hablando de organización, ¿cómo evalúa el trabajo de la Confederación Argentina de Judo?
La gestión de [Oscar] Cassinerio es una gestión que se esforzó en sumar voluntades desde el primer momento. A mí me tocó incorporarme como preparador físico en 1992; ingresé al sistema desde una propuesta que presenté. Es así, todo aquel que tenga algo para aportar será tenido en cuenta en el sistema de la organización. Digo que aquel que no está trabajando con la Confederación es porque no tiene voluntad o tiempo para hacerlo, porque las puertas están abiertas; eso es muy valorable. Yo te hablo desde lo técnico, eh; desde lo político, no soy quién para opinar.
¿Qué cosas cambiaron desde la llegada del Enard? ¿Cómo se benefician los jóvenes judocas?
Con el Enard, el judo argentino está muy apoyado en todas sus categorías. Recibimos apoyatura seria tanto en cadetes y juveniles como en seniors. Además, la Secretaría de Deportes incluyó al judo en sus tres programas. Tenemos cada vez más profesionales a lo largo y ancho del país abocados exclusivamente a su tarea. También muchos chicos becados, que se prueban en las competencias más exigentes a nivel mundial. Se está apoyando mucho y muy fuerte al judo. Es el momento de aprovecharlo.
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